San Manuel González, "eucaristizador" de Huelva

Dar a conocer la figura y la obra del nuevo santo, haciendo memoria de su paso por Huelva como evangelizador-"eucaristizador" de la comunidad cristiana, haciendo de su legado pastoral fermento para el presente y el futuro de nuestra Iglesia. Ildefonso Fernández Caballero

sábado, 28 de mayo de 2022

EL MES DE JUNIO EN LA CRONOLOGÍA DE SAN MANUEL GONZÁLEZ

Fundación
de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret

3 de mayo de 1921


HUELVA EN LOS ORÍGENES DE LAS
MISIONERAS EUCARÍSTICAS DE NAZARET
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CRONOLOGÍA DE SAN  MANUEL GONZÁLEZ
EL MES DE JUNIO.

Resumen.

1905. El 16 de junio fue nombrado Arcipreste de Huelva por el Cardenal Spínola.

1913. El 27 de junio de 1913, SAN  Manuel González García, entonces Arcipreste de Huelva, intervino en el Congreso Catequístico Nacional de Valladolid.

1933. En junio, juntamente con su hermana María Antonia González, fundó LA INSTITUCIÓN DE MISIONERAS AUXILIARES NAZARENAS (MAN)

Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús
El Corazón de Jesús en el Evangelio, texto de San Manuel González García
(De “Así Ama Él”, Obras completas, nn 242-245)
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Cuadro y reliquia en el presbiterio de la parroquia de San Pedro de Huelva.
Celebración en honor del que fue su párroco y arcipreste

San  Manuel González, nombrado Arcipreste de Huelva
el día 16 de junio de 1905

Ildefonso Fernández Caballero.

Cuando el Cardenal Spínola llamó a don Manuel para enviarle a Huelva no tenía  en la mente sólo la parroquia de San Pedro, sino la ciudad de Huelva. La parroquia de San Pedro era una parte importante de Huelva pero no era toda la ciudad. Otra parte, importante también, era la parroquia de la Concepción. Lo que el Cardenal necesitaba era evangelizadores para toda la ciudad. La situación de incultura, consecuencia de la escasez de escuelas; los miserables jornales de los trabajadores y la pobreza; la irritante desigualdad de clases y la injusticia; el problema de las viviendas numerosas  en cuevas y chabolas donde se hacinaban sus moradores, con el consiguiente deterioro de la vida familiar, y el alejamiento de la vida religiosa no eran problemas de una parroquia, sino de la ciudad entera. Y había que considerar que afectaban a la totalidad del  municipio como una sola unidad pastoral.
 
El templo de la parroquia de la Purísima Concepción que, juntamente con la de San Pedro, eran las únicas existentes en la ciudad de Huelva. El virtuoso sacerdote D. Pedro Román Clavero, párroco de La Concepción, compartía con D. Manuel preocupaciones apostólicas y sociales.



El arciprestazgo no sólo funcionaba ya con registro sacerdotal, sino también seglar con una Junta Arciprestal de Acción Social.
Las dos parroquia, superadas ya las desavenencias que las separaban, se unían para celebrar juntas las grandes solemnidades, especialmente las de los titulares de ambas.
En germen, es cierto, pero la actividad de don Manuel González como arcipreste de Huelva apunta ya decididamente hacia lo que hoy se pretende en la pastoral de conjunto: ampliación del concepto de arciprestazgo hasta abarcar toda la labor pastoral y no solamente la coordinación del trabajo presbiteral; articular orgánicamente la presencia, y la participación en la orientación de la pastoral arciprestal, de todos los responsables de las distintas actividades apostólicas; valoración de la figura del arcipreste para una mejor conjunción de la actividad de las parroquias que constituyen el arciprestazgo; planteamiento de éste como elemento de la pastoral de conjunto en la diócesis y proyectos de pastoral en el arciprestazgo que tengan en cuenta los problemas reales del lugar donde están encarnados y procuren darles solución.



San Manuel González, catequista.

Ildefonso Fernández Caballero

 

El 27 de junio de 1913, D. Manuel González García, entonces Arcipreste de Huelva, intervino en el Congreso Catequístico Nacional de Valladolid. Hasta allí le llevó lo que el llama “premio gordo de la lotería de una celebridad que, lo confieso con toda sinceridad, pesa y cuesta. “Hable usted”, “escriba usted”, “conteste usted”, “venga usted, “vaya usted, y...¡echad imperativos!”.

Esa celebridad era debida no sólo a su condición de fundador de la Obra de las Marías, sino también a la de pedagogo y catequista, ganada a pulso durante su estancia en Huelva.
La presencia de Don Manuel en Huelva coincidió con un tiempo en que la sociedad onubense era presa de una intensa campaña descristianizadora. La ciudad empezaba, ya entonces, a ser tierra de misión. Don Manuel percibió la gravedad del momento, especialmente para la infancia y el mundo obrero y se empleó a fondo en la catequización de los niños, de la juventud y de los adultos. Desde sus años de párroco de San Pedro y arcipreste de Huelva, Don Manuel se entregó plenamente a la actividad misionera y catequética, hasta los últimos días de su vida episcopal.



 

“Todos catequistas”. Grupo Asturias en Palomares del Río.

 Y en “Todos catequistas” exhorta: «(...)Hay que inundar a las almas de chicos y grandes con enseñanzas de doctrina cristiana (...)Hay que dar catecismo a todos y mientras más mejor y en todas las formas que la conciencia, el celo y el ingenio dicten porque quedan muchos laicos y muchos emboscados, y la salvación completa no puede venir sino del catecismo bien sabido y practicado».

Don Manuel piensa, pues, en una formación permanente, que alcance al hombre entero, con su memoria, entendimiento y voluntad, que pueda ser asimilada vitalmente y a la que no falte proyección social.

 LA INSTITUCIÓN DE MISIONERAS AUXILIARES NAZARENAS (MAN)
Fundadas por el Beato Manuel González y María Antonia González, junio 1933
 
“Vivir la consagración a Dios en el mundo, mediante la profesión de los consejos evangélicos en el contexto de las estructuras temporales para ser así levadura de sabiduría y una presencia incisiva en la sociedad” (cfr. VC,10)

Origen
La Institución de Misioneras Auxiliares Nazarenas (MAN), fue fundada por el Beato Manuel
González García como Institución secular, como tal se dio a conocer en junio de 1933, y fue aprobada por la Santa Sede.
Está formada por consagradas a Dios, que, sin vivir en comunidad, son llamadas a ser testigos de la vida que brota de la eucaristía, sal, luz y fermento en medio del mundo viviendo el carisma eucarístico–reparador que el fundador recibió del Espíritu Santo.
Fue Cofundadora, María Antonia González García, hermana del Fundador (* 26-11-1883 + 14-04-1964).
Unidas a la Congregación de Misioneras Eucarísticas de Nazaret, constituyen una Institución secular de perfección evangélica, con voto de castidad y promesas de pobreza y obediencia, reconocidos por la Iglesia


 El Corazón de Jesús en el Evangelio según San Manuel González García.
(De “Así Ama Él”, Obras completas, nn 242-245)

                                               
(Corazón de Jesús, de Gómez del Castillo y León Ortega. Capilla del Sagrario de la Parroquia de San Pedro.)



“El Evangelio es el relato de una vida y de una doctrina, no sólo de un Jesús que pasó, que hizo, que dijo..., sino de un Jesús que está viviendo en el cielo en los Sagrarios de la tierra, en su Cuerpo místico, la Iglesia, y en el alma de los justos.
Es cierto que las personas y los acontecimientos, que se mueven en torno del gran Protagonista del Evangelio, pasaron. Pero los tipos por aquellas personas representados y las acciones iguales o parecidas a las que aquellas realizaban, perduran en renovada sucesión que constantemente va reproduciendo en torno del Jesús del Sagrario, de la Iglesia y de las almas. Las mismas escenas del Jesús de Palestina, con sus llamamientos y seguimientos de apóstoles. Sus abandonos, cobardías y traiciones de amigos, conspiraciones de enemigos, sus aclamaciones y sus «crucifícalo» de turbas. Sus atracciones de niños, de enfermos, de pecadores. Sus intimidades y confidencias de almas selectas. Sus deferencias y blanduras con su Madre y con las madres intercesoras.
Ese libro, en suma, escrito ayer, cuenta con palabra infalible lo que Jesús hizo y dijo ayer, amándome y entregándose por mí. Lo que hace y dice hoy. Y lo que, hará y dirá mañana y eternamente, conjugando los mismos verbos: amar y entregarse. 1
Este aspecto del Evangelio me regala con esta gratísima noticia: Por él yo puedo sentir las palpitaciones del Corazón de Jesús, no ya durante un período de su acción o de su vida, sino de todos los períodos y de toda su vid mortal, celestial, eucarística, mística y eterna.
¡Qué dulce alegría penetra e invade a mi alma al descubrir este mágico secreto que la pone en disposición para conocer en cada momento qué siente y cómo palpita el Corazón de Jesús en la intimidad con sus almas fieles; en sus días y noches sin fin de Sagrarios abandonados; en las Misas de sus sacerdotes, de los buenos y de los que no lo son; en las persecuciones y exaltaciones de su iglesia; en su glorificación eterna del cielo!


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