San Manuel González, "eucaristizador" de Huelva

Dar a conocer la figura y la obra del nuevo santo, haciendo memoria de su paso por Huelva como evangelizador-"eucaristizador" de la comunidad cristiana, haciendo de su legado pastoral fermento para el presente y el futuro de nuestra Iglesia. Ildefonso Fernández Caballero

martes, 26 de abril de 2022

EL MES DE MAYO EN LA CRONOLOGÍA DE SAN MANUEL







CRONOLOGÍA DE SAN MANUEL GONZÁLEZ
Fechas importantes en el mes de mayo


Málaga, 3 de Mayo de 1921. 

FUNDACIÓN DE LAS MISIONERAS EUCARÍSTICAS DE NAZARET. 

Entre todos los acontecimientos importantes habidos en este mes en la cronología de San Manuel, destacamos éste cuyo centenario hemos conmemorado

La Obra de las Marías de los Sagrarios Calvarios se extendió rápidamente, de manera que, en Mayo de 1912, D. Manuel se reunió en Madrid con Marías de una buena parte de las diócesis españolas. Ante este inusitado crecimiento, en diciembre de ese mismo año, cuando apenas habían pasado tres años del retiro fundacional, en la capilla de la parroquia de San Pedro de Huelva, unas Marías expresaron al Arcipreste sus inquietudes acerca del futuro de la Obra, y de su papel en la actividad de la Iglesia Española. El párroco de San Pedro les dijo sin dudar: Las Marías subsistirán. Me sobrevivirán. Sólo es preciso que tres Marías, tan decididas como las del Calvario, se pongan al frente de todas las Marías del mundo  Las tres están ya ahí. ¿Dónde? El Señor las presentará. Y ellas se encargarán de dar realidad al carisma perpetuo de acompañar y compadecer al Abandonado del Sagrario, a Jesús. Y cuando esto suceda, no habrá que temer por España, porque ésta se hallará a cubierto de todas las emboscadas con una guardia valerosa que defenderá a Cristo en todo lugar donde exista un Sagrario. D. Manuel intuía ya lo que había de ser luego la fundación del Instituto de las Marías Nazarenas 

La idea fue madurando en el pensamiento y en el corazón de don Manuel, hasta que, siendo ya obispo de Málaga, llegó la oportunidad y el momento designado por la Providencia. La Obra de las  Marías seguía creciendo por todas partes y a D. Manuel se le hacía ya imposible atender simultáneamente a sus obligaciones pastorales y al cuidado de la Obra. Como ocurrió con Moisés en el desierto, llegó el momento de aligerar la carga compartiendo la responsabilidad. Algunas Marías se mostraron dispuestas para la fundación. Para evitar el riesgo de «toda obra humana, y más si es piadosa, de debilitación, inconsistencia, diversidad de interpretaciones, falsificación y pérdida del espíritu», se hacía necesaria una institución religiosa «protectora, unificadora y permanente que prevenga esos peligros» y complete definitivamente la organización de la Obra.

«¿No es objeto digno, - escribe D. Manuel- no digo ya de una Obra de celo, sino de un Instituto religioso, el combatir el abandono del Sagrario? ¿No dio lugar a la formación de famosos Institutos la meditación y predicación de la Santa Infancia, o de la Pasión del Señor, de los Dolores de la Santísima Virgen y otros objetos particulares dentro del campo de la piedad y de la religión? ¿Por qué dentro del campo extensísimo de la reparación eucarística  no ha de existir uno especial para reparar el grandísimo mal del abandono del Sagrario?» ".

El 3 de Mayo de 1921, en un pequeño piso de la calle Marqués de Valdecañas, en Málaga, se inició la vida comunitaria de la nueva institución eucarística. No mucho después, fue necesario  trasladar el nuevo Instituto, por insuficiencia del piso, a una casa propia al pie del monte donde se edificaba el nuevo Seminario malagueño.

Instituto de las Marías Nazarenas, las llamó D. Manuel. Marías, como las de los Sagrarios, y Nazarenas, viviendo en la oración, el silencio, el trabajo y la pobreza de Jesús en la comunidad familiar  de Nazaret. Las popularmente conocidas en todas partes como Nazarenas, recibieron  el 28 de enero de 1970 el nombre oficial, según aprobación pontificia, de «Misioneras Eucarísticas de Nazaret». 


Otros acontecimientos en el mes de mayo


11 de mayo de 1886, en la iglesia de San Luis, de Sevilla, primera comunión.


D. Manuel recibió la primera comunión en la iglesia de las escuelas de SasSan Luis, de las que había sido aventajado alumno, de manos de su tío, canónigo de la Catedral de Sevilla, D. Francisco García Sarmiento.


Interior de la Iglesia de San Luis (Sevilla)


“El beato Manuel González -dijo Juan Pablo II en la homilía de la misa de beatificación (21-4-2001)- es un modelo de fe eucarística, cuyo ejemplo sigue hablando a la Iglesia de hoy”.


2 de mayo de 1906. Comienzan en Huelva las obras de las Escuelas del Sagrado Corazón en la antigua iglesia de San Francisco.


Un día de Marzo de 1906 su coadjutor en la parroquia de San Pedro, D. Manuel González Serna, llevaba en procesión el Viático a un enfermo. Cuando el sacerdote regresó a la parroquia, el párroco advirtió que aquel venía herido de una pedrada en la cabeza. La reflexión sobre este hecho contribuyo a que madurara en la convicción de que las escuelas de inspiración cristiana eran en Huelva “una necesidad muy grande y muy triste”.


En abril de 1906, empezó su primera aventura en el campo escolar:  “nos echamos a la calle a hacer unas escuelas muy grandes, muy buenas, muy cristianas y absolutamente de balde para los niños pobres”.


¿Dónde encontrar el lugar mínimamente adecuado para tan urgente necesidad?

El 2 de mayo de 1906 comenzaron las obras para adaptar los locales de la antigua iglesia de San Francisco a las Escuelas del Sagrado Corazón.

Mayo de 1912.Viaje desde Huelva a Madrid para el primer encuentro nacional con las Marías.


Uno de los viajes, que puede ser signo de los muchos realizados por toda la península, para difundir su Obra, es el que realizó a Madrid durante el mes de mayo de 1912 para el primer encuentro nacional con las Marías, pasados sólo dos años de su fundación en Huelva.



A partir del momento de la fundación de la Obra y la aprobación diocesana, este movimiento eucarístico se expandió rápidamente por toda España, de manera que el Arcipreste de Huelva tuvo que simultanear su apostolado en Huelva con los viajes en ferrocarril por toda la península  para atender a los grupos que surgían en las parroquias y al apostolado eucarístico en general. En sólo nueve meses, la Obra se había establecido en 21 diócesis, sin contar otras en las que se estaba trabajando para su implantación.


PRIMACÍA DE DIOS EN EL LEGADO PASTORAL DE SAN MANUEL GONZÁLEZ EN HUELVA

¿ Qué legado pastoral dejó San Manuel al salir de Huelva?
Desde el verano de 1915, D. Manuel González sabía que estaba propuesto para Obispo Auxiliar de la Diócesis de Málaga. Una carta del Nuncio Ragonessi se lo anunció, turbando sus días de vacaciones en Las Navas del Marqués donde se encontraba como huésped de los señores de Escribano, cooperadores suyos en la Obra de las Marías de los Sagrarios.
La sorpresa y la preocupación por el futuro de su labor pastoral en Huelva, sobre todo en favor de la formación de los niños pobres, llegaron a producirle una fiebre que dió con él en la cama, poco después de recibir la carta con la noticia.
Una vez repuesto, viajó a San Sebastián para encontrarse allí con el Nuncio, el cual venció las resistencias de D. Manuel pidiéndole que aceptara lo que estimaba ser la voluntad de Dios y del Papa.
El 6 de diciembre de 1915, el Beato Manuel González, párroco de la Mayor de San Pedro y Arcipreste de Huelva fue preconizado Obispo titular de Olimpo, Auxiliar de Málaga, por el Papa Benedicto XV.

La noticia de su nombramiento se difundió el día siguiente. Y estando D. Manuel en la catedral de Sevilla para “esponjarse – según él mismo dice – en un baño de Inmaculada” en el oficio de vísperas, fue compelido a dejar su anonimato en los bancos de la nave y a presidir en el presbiterio, junto al cardenal Almaraz, la solemne función y el baile de los seises en el que tantas veces actuó cuando niño.

Al regresar a Huelva, toda la ciudad lo esperaba en la estación, lo acompañó con banda de música a las Escuelas del Sagrado Corazón, en cuyo patio, adornado festivamente, se celebró un homenaje de la población. El 15 de enero de 1916, silenciosamente, se despidió de Huelva y se trasladó a Sevilla para recibir, el día siguiente, la consagración episcopal.

Sin embargo, en “El Granito de Arena” de 20 de Diciembre de 1915, ya había expresado abiertamente lo que pienso y siento  en estos momentos para mí solemnes y emocionantes en que por voluntad de Dios he de dejar lo que tanto amé y empezar lo que tanto temo.

Ha pasado ya más de un siglo de la amarga despedida. Después de todos los cambios, tan rápidos y profundos, ocurridos durante este tiempo en la historia de España y de la Iglesia española ¿tiene todavía algo que decirnos el pensamiento y la actividad pastoral del Beato don Manuel González durante su estancia en Huelva, que pertenece a una situación tan distinta, y ya tan distante, de la nuestra?

Los tiempos de don Manuel no son los nuestros, ciertamente. El estilo de sus escritos y determinados elementos propios de su acción pastoral responden a las necesidades y espíritu de su época. Quien acceda a los escritos de don Manuel puede, al comienzo, sentirse defraudado por unas formas de expresión y modos de acción que no son ya los de hoy. Pero, a poco que se persevere y profundice en su obra, se descubrirán intuiciones de permanente actualidad e incluso de progreso.

Trataremos de subrayar, aunque sea sólo someramente, los elementos permanentes de la pastoral de don Manuel González en Huelva, aunque no olvidemos la totalidad de su peripecia humana, sacerdotal y episcopal.
I.- Evangelizador con espíritu.
Dios, ante todo.
La actividad pastoral en la Iglesia ha de evitar un doble peligro: el peligro de un espiritualismo desencarnado, que recluye al Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo en el empíreo de los altos cielos, contradiciendo toda la revelación bíblica, que nos lo muestra comprometido siempre en la liberación integral de cada hombre y de todos los hombres; y el peligro, no menos grave, de reducir la actividad pastoral a una forma de humanismo cerrado en sí mismo, lo que convertiría la acción de la Iglesia en la de una ONG como cualquiera otra. La gracia de Dios es lo primero, ciertamente, en la teología y en la vida pastoral. Pero hay un segundo aspecto que es semejante en importancia: la gracia es don que Dios ofrece conforme a un designio de encarnación.

La Pastoral de don Manuel afirma con equilibrada intensidad la primacía de la acción de Dios y su finalidad de salvación trascendente del hombre. Esta bipolar aplicación del criterio teocéntrico aparece claramente en la acción y en los escritos de don Manuel.


Dice sobre la oración, como alma de todo apostolado: «¡Orar! ¿Hay algo más sabroso, consolador, reparador y eficaz que la acción expresada en este verbo? ¿Se dan cuenta los cristianos y aun los piadosos, de...la actividad que supone? ¿Cuándo se enterarán de que los verbos predicar, dar, enseñar, sacrificarse, ir, atraer, perseverar, redimir no tienen más virtud activa que la que les preste su acción de orar?...¿Qué es la oración?...Es la fe y la confianza poniendo en comunicación y en curación la gran miseria humana con la gran misericordia divina».
 Sin embargo, para don Manuel la gracia de Dios es siempre gracia que ha de encarnarse en todas las realidades humanas. Y esta exigencia de encarnación condiciona en cada momento no sólo su reflexión, sino también sus programas y sus tácticas pastorales: «Antes, dice, en siglos cristianos, la tarea principal era conservar el espíritu cristiano, y el campo, principalmente la iglesia: Hoy, perdido el espíritu cristiano social, la tarea principal es renovarlo e introducirlo, y el campo, principalmente también, fuera de la iglesia, la plaza pública, el hogar, el casino, el club, el periódico, el mitin, el taller, la fábrica. Es decir, en donde quiera que haya alguien que volver a Cristo»

De “El legado pastoral de San Manuel González), Ildefonso Fernández Caballero.





Málaga, 16 de mayo de 1920. Bendición y colocación de la primera piedra del nuevo Seminario.
Capilla del Seminario de Málaga en la actualidad
Escribió D. Manuel: “El Amo quiere que se haga el Seminario (esto me consta firmemente). Para hacer el Seminario se necesita dinero (esto es también indudable). Yo no tengo una peseta (evidentísimo). ¿De dónde? ¡A mí qué me importa! ¿Cuándo? Cuando haga falta. ¿Cómo? Como a El le dé la gana, que para eso es el Amo”.






Málaga, 11 de mayo de 1931. Incendio del Palacio episcopal


Málaga, Palacio Episcopal en la actualidad
Finalizaba este día en que se cumplió el 45 aniversario de la primera comunión de D. Manuel González, Obispo de Málaga. A este feliz recuerdo se unió el drama de una de las jornadas más amargas de su vida. El 14 de abril había sido proclamada la segunda República española. El Obispo de Málaga, con ocasión del próximo mes consagrado a María, recordó a los católicos la necesidad y el deber de acatar y obedecer al poder legítimamente constituido para el mantenimiento del orden y del bien común.

No hay comentarios:

Publicar un comentario